La crisis financiera mundial parece no tener piedad para ninguno: incluso los ricos han empezado a pensarlo dos veces antes de adquirir automóviles de lujo. Marcas como Audi, BMW, Porche y Mercedes Benz registrarán este año un índice de ventas que dista mucho de parecerse al de años anteriores (reflejo de un panorama mucho más venturoso).
Recientemente, la marca Volvo AB anunció el despido de 350 empleados en sus operaciones de tecnologías de la información, pues busca reducir costos frente a la poca demanda en sus mercados principales. Mientras tanto, Mercedes Benz ha pensado en reducir de 35 a 30 las horas de trabajo semanal en sus plantas, con el objetivo de aminorar el ritmo de producción. Porche comunicó un paro técnico de más de una semana y BMW registró una caída de 8.6 por ciento en el tercer bimestre de 2008.
Durante la primera parte del año, estas marcas de lujo creyeron poder mantenerse a flote, pues sus clientes no suelen resentir la crisis y generalmente están cautivos. Sin embargo, las dificultades comenzaron en agosto, cuando la incertidumbre con respecto a la economía mundial se convirtió en un fenómeno inminente.
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