Aunque soy presa fácil de las modas deslumbrantes y las propuestas poco comunes de algunos diseñadores, siempre hay un lugar en mi armario para los clásicos. Esas prendas en las que vale la pena invertir por su atemporalidad, su versatilidad y su estilo. Así, bien puedo debatirme entre un bolso de Chanel y otro de Marc Jacobs, teniendo muy claro que hay una situación para cada complemento y viceversa.
Para esos momentos en que buscamos clasicismo y sofisticación, Loewe tiene, como parte de su colección primavera/verano 2009, un conjunto de bolsos, carteras y maletas para hombre y para mujer. El nombre de la línea es Anagram y su encanto consiste en que retoma el clásico estampado que distinguió la firma en los años 30.
El resultado es sobrio, cuadrado. Se trata de una estética centrada en el contraste entre el negro y el gris claro, y en la simpleza de las líneas. Sin embargo, esta sencillez (que se traduce en el peso de un icono) es ideal para combinarse con prendas más arriesgadas, o bien para lograr una imagen depurada.
Anagram tiene ese toque retro que no escandaliza. Por el contrario, una de sus carteras podría pasar desapercibida, de no ser porque goza de calidad icónica y de estilo inconfundible.