A comienzos del pasado mes de marzo, en pleno corazón de Ginebra, se abría al público una nueva tienda de Audemars Piguet, la marca por excelencia de los relojes de prestigio.
La tienda es todo un lujo de establecimiento, confeccionada con madera noble, parquet de madera natural, decoración y tapicerías de excelente calidad, todo está pensado para el gusto exquisito de la elegancia y el refinamiento de sus clientes.
Las paredes están decoradas con objetos antiguos, propios de los relojeros de antiguas épocas, fotos para la nostalgia, libros históricos de Audemars Piguet, y un sin fin de pequeños detalles que le dan el toque final a una boutique con pretensiones de excelsa calidad.
La tienda tiene una superficie de 250 m2, y se divide en diferentes estancias. En su parte central, la espina dorsal del comercio, se exponen las novedades de la prestigiosa marca, sus bestsellers y los productos relacionados con alguna temática en particular, y que cada año será renovada en función de la oferta más puntera.
Alrededor se encuentra un espacio para la lectura, el reposo, y la degustación de vinos y puros para los clientes más exclusivos y sin prisas. Finalmente, un servicio postventa se abre al público, para ver trabajar a los relojeros, que montan, reparan y ponen a punto cada modelo que se ofrece en la tienda.
En honor de su nueva tienda, Audemars Piguet ha creado un cronógrafo Royal Oak Offshore “Rhône Fusterie”, con una edición limitada de tan sólo 500 ejemplares numerados. El modelo combina los colores de la bandera nacional suiza: rojo con los contadores y los índices en blanco.
El primer ejemplar de esta serie será subastada, con motivo de su inauguración oficial, el próximo 29 de mayo. La recaudación obtenida por su venta será destinada a la fundación Little Dreams, creada por Oriane Collins, la madrina de la boutique.
Ciertamente, aquí no se paran los proyectos expansionistas del fabricante de relojes suizos con carácter de lujo. Otra nueva boutique acaba de ser inaugurada en China, concretamente en Ningho y otras nuevas están ya vías de abrirse, como la de Pekín.