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Cuando vi de reojo este post sobre un limpiador de pelucas, creí que estaba ante un capítulo de la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami, donde el protagonista conoce a una chica trabaja para una empresa «peluquística». En la novela la referencia funciona como una especie de absurdo, pero la pérdida de cabello por razones genéticas o patológicas es una realidad.
Y el asunto es que lavar una peluca podría echarla a perder, puesto que lo que se compra es en gran parte el peinado. Por otra parte, las pelucas están constantemente expuestas al polvo, los malos olores del tabaco y otros agentes, las bacterias. Es indispensable que permanezcan limpias.
El purificador de pelucas actúa rápido, y en sólo diez minutos deja la «prenda» lista para ser usada. Es como si se la sometiera a un proceso de esterilización. La marca que lo lanza es Ozone Clean, que ya con el nombre habla bastante de sí misma.
Cada purificador de pelucas es confeccionado a mano. Su fabricación artesanal lleva días enteros y el resultado es bastante agradable a la vista. No se trata de un artefacto aparatoso sino de un gadget que incluso podría funcionar como parte de la decoración.