El renombrado pintor Bartolomé Esteban Murillo, nacido en el año 1617 en Sevilla, es famoso gracias a la belleza de varias de sus pinturas, como ser: «Vírgen con Niño» o «San Juan Bautista».
Estos cuadros, con inspiración en situaciones bíblicas, fueron realizadas con pigmentos que el artista creaba con recetas propias. Sus secretos lograban un color único y casi irrepetible.
Para descubrir el misterio de los pigmentos, un grupo de especialistas, dirigido por el químico Adrián Durán, y con la colaboración del Museo del Louvre y del Instituto de Ciencias de Materiales de Sevilla, se lanzaron a realizar un análisis detallado de los compuestos utilizados por Murillo.
Para ello, se han empleado novedosas técnicas que permiten captar muestras de los pigmentos, intentando tomar la menor cantidad posible para no dañar la obra. El mecanismo utilizado consiste en la microdifracción con rayos X y se ha practicado sobre muestras de tres cuadros del artista. Se debió hacer un corte transversal para comprender las diferentes capas que Murillo dio a cada lienzo.
Se llegó a la conclusión de que el pintor español utilizaba bermellón, blanco de plomo, óxido de plomo, lapisazulí y laca roja. También se ha comprobado que el pigmento negro provenía de huesos animales calcinados.
Sea cuales sean sus secretos, una cosa es cierta: Sus pinturas son obras maestras. ¿Os habéis gustado?