La artista suiza Sylvie Fleury tiene una propuesta irónica, aunque no por eso menos llamativa: basureros de metal, chapados en oro de 24 quilates. El primero de ellos se llama «Yes to All», está inspirado en los basureros de las calles neoyorquinas y fue lanzado en 2004, en una edición de ocho ejemplares.
Fleury sigue la tradición del ready-made de Marcel Duchamp y convierte objetos utilitarios en arte, siempre dotándolos de un sentido específico. En este caso, se trata de «elevar» los elementos más comunes y ordinarios al nivel del lujo. Y es que, si lo analizamos, cualquier cosa puede ser convertida en un objeto de lujo extremo si quien habrá de poseerlo se lo propone.
Sylvie Fleury tiene un segundo basurero, que forma parte de una edición más extensa, de 25 ejemplares. Es de hojalata, pero está cubierto con hojas de horo de 24 quilates y tiene una típica forma que me recuerda los basureros de los callejones más sórdidos. La diferencia con ellos es que éste relumbra en todo su esplendor.
Con un precio que oscila entre los 10 mil y los 15 mil dólares, es obvio que estas piezas fueron diseñadas para formar parte de colecciones privadas o públicas de arte. Sin embargo, sería interesante que, justo como sucedió en tiempos de Duchamp, hubiera algún interesado en llevarlas a casa, para darles el uso que aparentan brindar.