Navegando por Internet en busca de información que podría ser interesante para los amantes del lujo, me he dado cuenta de que existe un grupo particularmente vulnerable a los encantos producidos por el placer de pagar una cifra aparentemente descabellada por un lujo incomprendido: los adultos contemporáneos.
Sí, aquella generación compuesta por personas que vivieron sus mayores momentos de juventud a principios de los 90, y donde el factor nostalgia juega un papel de peso en el estado de la cuenta bancaria. Si no, pregúntenle al recientemente nombrado “Rey de los Nerds”, J.J. Hendricks, quien el pasado mes de junio de acaba de comprar el juego de video más caro de la historia.
Nintendo World Championships es algo así como el Santo Grial para los coleccionistas de todo lo que tenga que ver con la ya clásica consola. En 1990 la compañía de videojuegos produjo esta edición limitada de cartuchos dorados (que contiene tres juegos clásicos: Super Mario Bros, Rad Racer y Tetris), para realizar un torneo de competencia a nivel mundial. Lo especial aquí es que sólo existen 26 cartuchos dorados en todo el mundo, y el último en perfecto estado, aun funcional, cayó en manos de Hendricks, quien pagó la nada ligera cantidad de 17,500 dólares.
¿Es demasiado? Sorprendentemente no. El joven lo compró a precio de remate: en 2007, otra de las copias fue vendida por 21,400 dólares… Supongo que el amor por el pasado no tiene precio.