La experiencia de asistir a un buen restaurante no se limita a la degustación de bebidas y platillos. Los sibaritas nos interesamos también en la decoración, en la disposición de los espacios; exigimos una atención impecable y nos fijamos en todos los elementos que complementan la expedición gastronómica, una expedición tan social y estética como nutricia.
En mi contante búsqueda de alternativas y experiencias, me sentiría encantada de probar una cena en Inamo, el primer restaurante interactivo del mundo. Su organización y su esquema de servicio parecen más cercanos a los videojuegos que a los restaurantes de lujo, pero la idea suena muy interesante. El menú es virtual y la mesa funciona como una pantalla táctil con la que se puede ordenar platillos o bebidas, solicitar un taxi, jugar o navegar por la red.
Como la decoración de cada mesa es una imagen proyectada, y como las nuevas decoraciones resultan tentadoras para los comensales, Inamo ofrece a sus comensales la opción de cambiar la estética visual del espacio donde se come y se bebe. Esto asegura una evolución ininterrumpida del restaurante.
Inamo se encuentra en el Soho de Londres, una zona atractiva por sí misma. El menú disponible ofrece una cocina fusión de corte oriental, bajo las órdenes de Alexander Ziverts. Contrario a lo que parecería, los precios no son muy elevados: se pueden ordenar entradas que cuestan desde ocho euros y platos principales desde los diecisiete.
Fuente: Tu blog de viajes